martes, 1 de noviembre de 2011

Un curso personal de novela

En Carlos Fuentes no ha desmayado nunca ni el analista ni el cronista de la actualidad política y desde muy antiguo el novelista ha coexistido con el lector de literatura y novela, particularmente latinoamericana. Este volumen, La gran novela latinoamericana, tiene algo de recapitulación y de regreso a viejas lecturas centrales del autor y también de los múltiples seguidores de literatura en español. Quizá incluso algún afortunado lector reconozca en lo que es una imprecisa primera parte (hasta la página 300, más o menos) los materiales de algún curso universitario, aunque no se indica en el texto: da igual, porque en todo caso el tono y el formato tiende a ser el de un curso de novela latinoamericana escrito con la fluidez, la amenidad y la ausencia de los habituales enredos gremiales y verbales.

La segunda parte está más cerca de la reunión de reseñas y artículos breves sobre la narrativa más reciente —es decir, en torno a los últimos 40 años— y pierde también algo de la personalidad lectora que exhibe Fuentes en la primera, cuando se concentra en una sola novela o un solo autor por extenso, con originalidad, con incursiones frecuentes y jugosas en su autobiografía civil y cede incluso a la confidencia lujosa: su determinación de no conocer a Borges personalmente para preservar “la sensación prístina de leerlo como escritor”, la felicidad de conocer a un desarmante Juan Carlos Onetti o las múltiples alusiones a Alfonso Reyes que aparecen en el texto

El análisis tiene un eje teórico fuerte que se desdibuja en el curso mismo de la lectura, pero está ahí con voluntad de tesis: “Imaginar América, contar el Nuevo Mundo, no sólo como extensión sino como historia. Decir que el mundo no ha terminado porque es no sólo un espacio limitado, sino un tiempo sin límite. La creación de esa cronotopía —tiempo y espacio— americana ha sido lo propio” de esa narrativa. Por razones muy distintas son particularmente brillantes el capítulo sobre Machado de Assis y su Blas Cubas, el de Juan Rulfo y Pedro Páramo — “misteriosa, mística, musitante, murmurante, mugiente y muda”— o la Rayuela de Cortázar enfocada desde las armas de la ironía, el humor y la imaginación porque “fueron, son y serán las del erasmismo en el contrapunto mítico, épico y utópico de la tradición hispanoamericana”.

El eje de las 150 páginas finales está en la voluntad de reconectar la invención nueva con la tradición a través de capítulos y subcapítulos: agrupa en uno la obra de mujeres y otro se ocupa del grupo del crack —Volpi, Padilla, Urroz...—, al que acepta llamar así, quizá como desembocadura de la ruta del boom al búmerang: el primero “trajo un humor a contrapelo, implícito, enmascarado, irónico (...), pero sólo el búmerang salió a carcajada limpia por los fueros de la comedia”.

En todo caso, los análisis que allí comparecen van desde alguien que es poco nuevo y muy bueno, como Ricardo Piglia y Blanco nocturno, hasta uno que siendo nuevo tiene una obra ya rotunda, como Juan Gabriel Vásquez. De la “ficción argentina” afirma que es “la más rica de Hispanoamérica”, y pese a eso apenas se menciona de pasada a Sábato y puede que haya alguna lógica en la ausencia de un Manuel Puig, o la mucho más llamativa y extraña del chileno Roberto Bolaño.

Pensar en tiempos de cambio

Blithz Lozada - docente UMSA
En octubre del 2009 se realizó el IV Congreso Internacional de Filosofía, organizado por la carrera de Filosofía de la Universidad Mayor de San Andrés, con la participación de 300 docentes, investigadores y estudiantes de nuestro país, México, España y Argentina. Las Memorias de este Congreso contienen ocho exposiciones magistrales de filósofos de renombre internacional: estudiosos europeos que trabajan en Bolivia, connacionales y expositores de países amigos. Forman la segunda parte del libro, 20 textos de licenciados en filosofía, estudiantes y profesores bolivianos, sobre ontología, epistemología, interculturalidad, estética, religión, educación y antropología; anudando sus ideas en el hilo conductor titulado La reflexión en tiempos de cambio.

El congreso fue un ejemplo de tolerancia ideológica, diversidad de pensamiento e incubación de ideas útiles para el quehacer nacional, rechazando toda hegemonía que coarta el pensamiento y mutila la fertilidad intelectual. Las Memorias muestran que quienes cultivan la filosofía aman el conocimiento, viven para consagrarse al estudio, tienen criterio propio y lo expresan con valentía, sustrayéndose a la manipulación de cualquier tipo. Las exposiciones magistrales ponen en evidencia que los filósofos viven para la reflexión racional y la discusión que construya un mundo pacífico más humano, equitativo, justo y libre: proyecto de vida con principios éticos sólidos, consistencia teórica y espíritu crítico.

Más aventuras del Capitán Alatriste

Acaba de salir El puente de los Asesinos (Alfaguara), séptima entrega de Las aventuras del capitán Alatriste, de Arturo Pérez-Reverte, que se publica cinco años después de la anterior y 15 de la primera, y transcurre en la ciudad de Venecia.

Al igual que los seis primeros, y como gran parte de la obra de Pérez-Reverte, este séptimo Alatriste contiene muchas claves para entender la España del pasado y, por consiguiente, la España del presente. Para hacerse una idea más amplia del pensamiento literario de Arturo Pérez-Reverte, y del alma de Alatriste, merece la pena volver al texto del discurso de ingreso en la Real Academia Española, El habla de un bravo del siglo XVII, que el escritor pronunció el 12 de junio del 2003. Ahí, Pérez-Reverte cuenta que comenzó a escribir las aventuras de Alatriste en los años 90.

“Somos lo que somos porque, para bien o para mal (a menudo más para mal que para bien), fuimos lo que fuimos”,
Y Pérez-Reverte dijo también entonces en la Academia: “En ese intento por recuperar una memoria ofuscada por la demagogia, la simpleza y la ignorancia, elegí como protagonista a un soldado veterano de Flandes que malvive alquilando su espada. El trabajo de ambientación histórica y el necesario rigor del lenguaje me llevaron a adentrarme, también, por los vericuetos fascinantes del habla de germanía: esa lengua marginal, paralela a la general y en continua interacción con ella, que ha evolucionado con el tiempo para conservar su utilidad hermética”.

Las anteriores novelas de Las aventuras del capitán Alatriste son: El capitán Alatriste (1996), Limpieza de sangre (1997), El sol de Breda (1998), El oro del rey (2000), El caballero del jubón amarillo (2003) y Corsarios de Levante (2006).

No hay comentarios:

Publicar un comentario