Sara Ugarte, destacada cultora de la literatura boliviana, nació en la bella ciudad de Cochabamba, en 1866. Fue descendiente de una familia de noble linaje, recibió una esmerada educación, estudió en el Liceo 14 de Septiembre de su ciudad natal. Por entonces el país se hallaba devastado por la hambruna a causa de una terrible sequía. Como si fuera poco esta desgracia, cuando Sara cumplía 13 años de edad, se desató la Guerra del Pacífico, con sus terribles consecuencias para nuestro país. Entonces Sara dedicó todo su esfuerzo para ayudar a los heridos de esa contienda. Se presentaba en las casas de caridad para asistir a los necesitados y enfermos con fondos de las colectas públicas.
Cuentan también que vendió su colección de muñecas para contribuir a la acuñación de una medalla de oro para el Cabo Juan Gallardo (cochabambino, nacido en Quillacollo) quien, como tan-tos otros, volvió a su ciudad en completa indigencia después de caer prisionero de los chile-nos.
En otra ocasión, en una de las calles de Cochabamba, vio caer a una pobre mujer del pueblo, con ataque de epilepsia, y como nadie acudía a socorrerla, Sara, caracterizada por sus nobles sentimientos de solidaridad, corrió en su auxilio y reclinó a la enferma en su regazo, hasta su recuperación. Oyendo voces de admiración de los curiosos, se alejó del lugar dejando oír sólo esta amarga frase: “Dichoso siglo en el que el deber es una virtud”.
Uno de los primeros ensayos líricos de Sara Ugarte fue “La Huérfana” y lo recitó con éxito en el Teatro Achá de su ciudad natal, en una función de caridad.
Escribió también “Fantasía” y “Colón” bajo el pseudónimo de Clora, para quienes no sabían su identidad. Compuso letras de himnos y canciones patrióticas. Produjo también un texto crítico de la obra Lourdes de Émile Zola en el que defiende al catolicismo. Este ensayo se publicó en la Revista Católica, un espacio académico en el que todos los colaboradores eran hombres, excepto Sara, quien se limitaba a firmar sólo con sus iniciales.
Sara es autora de un estudio histórico y sociológico sobre la Guerra del Pacífico. Igual-mente, incursionó en la pintura, habiendo ex-puesto su obra Una caridad en la Exposición de 1890. Fue fundadora y directora del periódico femenino Nueva Aurora, en Cochabamba.
En 1893 se casó con Daniel Salamanca Urey, quien dos años después iniciaría su carrera política al ser elegido diputado por Cochabamba, y en marzo de 1931 se convertiría en Presidente de la República, coincidiendo su mandato con la Guerra del Chaco.
Sara Ugarte fundó y dirigió la Sociedad Patriótica “27 de Mayo” (precursora del actual Comité Cívico Femenino de Cocha-bamba). Luchó para que se erigiera un monumento a las Heroínas de la Coronilla, quienes combatieron en la colina de San Sebastián contra los ejércitos realistas mandados por el sanguinario Goye-neche durante la Guerra de la Independencia.
Al proponer la ubicación del monumento en la cima de la colina, se creó una gran polémica: algunas personalidades no estaban de acuerdo en que el monumento se emplazara en ese lugar, dado que estaría ro-deado de vendedores, verduleras y artesanos. Sara Ugarte, en cambió, rescató la procedencia popular de las heroínas y defendió dicha ubicación.
La ejemplar vida de Sara Ugarte se extinguió en 1925, en su ciudad natal, y un año después de su muerte, el presidente Hernando Siles accedió que el monumento se construyera en la cima de la colina de San Sebastián. Los feste-jos duraron tres días que incluyeron la inaugu-ración del mercado 25 de Mayo.
FANTASÍA (fragmento)
Viajero en el camino de la vida
no me digas tu historia ni tu nombre
si eres un ángel, me darás tus alas,
y tus arapos si eres sólo un hombre. . .
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