miércoles, 28 de diciembre de 2016

Patricia Requiz, literatura para construir y destruir todo



La escritora cochabambina Patricia Requiz Castro es la última ganadora del X Concurso Plurinacional de Cuento Adela Zamudio, uno de los más prestigiosos a nivel nacional.

La obra "Edén #1631", que narra la experiencia de una adolescente que enfrenta una mudanza y una serie de transformaciones en su vida íntima y familiar, se ha impuesto sobre los finalistas del concurso: “Huaquero”, de Tatiana Suárez Patiño; “Luz de luna”, de Daniel Averanga Montiel; “Lugar común”, de Luis Carlos Sanabria Ledezma; “La máquina”, de Paola Andrea Mejía Viaña; “Dies Dominus”, de Boris Dante Paredes González; y “La Qullqui-chucho”, de María del Pilar Pedraza Pérez del Castillo.

La joven autora cochabambina, que es integrante del colectivo editorial Yerba Mala Cartonera, y cuyo primer libro de cuentos, "Los lunares de Crawford" (2014), la dio a conocer en el campo literario nacional, conversó con Puño y Letra de su postulación al premio, su relación con la literatura y sus deudas con la Pizarnik.

PyL: Hace tiempo que eres miembro de Yerba Mala Cartonera y publicaste el 2014, Los lunares de Crawford. Eres una escritora joven, pero ya eres parte del campo literario boliviano y cochabambino, en particular, pero cómo se inicia el viaje de la escritura. Cómo va ganando terreno la literatura en tu vida. Cómo se hace central.

P.R: Después de todo lo que he venido leyendo, era importante manifestar mi forma de entender el mundo, lo creí necesario, y solo pude conseguirlo a través de la escritura, esa necesidad de crear, de mentir, de ficcionar, ese rol de todo poderoso, donde puedes construir y destruirlo todo, dar vida a varios personajes y desaparecerlos cuando el momento así lo amerite. Creo que el mundo real nunca ha sido y será suficiente para mí, no me basta con lo que leo, necesito escribir para escapar y si es necesario mentirme a mí misma.

PyL: Con tu cuento Eden#1631, con el que acabas de ganar el X Concurso Plurinacional de Cuento Adela Zamudio, te has impuesto sobre otros cuentos de escritores reconocidos de la literatura nacional. Cómo recibes esta distinción en qué momento te encuentra.

P.R: Aún estoy digiriendo la noticia del premio. Cuando envié mi texto no pensé que llegaría a tener cierta relevancia entre el jurado, era algo que me había obligado a realizar: “Patricia este año postulas al Adela Zamunido, porque postulas” Honestamente soy mi peor crítica, no le doy el valor importante a mi propio trabajo, una eterna insatisfecha, es por eso que aún creo que es mentira.

PyL: Sabemos que tu cuento tiene una veta autobiográfica. Cómo se entrelazan la historia real y la ficción. Cómo se sobrevive de la iglesia evangélica, cómo te libera, cómo te afecta una experiencia de este tipo.

P.R: Cuando escribo inevitablemente hablo desde la experiencia propia, ¿De qué se puede hablar con mayor fluidez, sino de lo que uno conoce? El tema del cristianismo es algo de lo que puedo hablar con total libertad y naturalidad. No lo hago desde afuera, nadie me lo contó, no lo leí en ningún lugar. Quería contarlo a mi manera, y solo pude hacerlo a través de una adolescente a la que los padres le arrebatan bruscamente todo, partiendo desde la fe. Desde luego no fue fácil escribir sobre aquello, seguía siendo un tema delicado para mí, si tenía que hacerlo debía estar completamente segura y no arrepentirme a medio camino, es por eso que el texto ha sufrido muchos cambios a lo largo del proceso de escritura, ha pasado por muchos recesos hasta llegar a su forma actual.

PyL: La poesía, cómo influye en tu obra. Vicente Antezana, un poeta joven de Sucre, acaba de ganar el Edmundo Camargo. Dinos, ¿hay un diálogo entre los narradores y poetas de tu generación? cómo encuentras esta relación. Algunos autores que te hayan influido. Qué lees. Qué, además de la literatura, influye en tu obra creativa. Qué otras disciplinas, artes, formas de ver y hacer las cosas.

P.R: No leo mucha poesía, da la casualidad que cuando escribía Edén, un libro de prosa de Pizarnik paso por mis manos. No solo la literatura en sí ha sido parte influyente para la elaboración del texto, el cine ha contribuido de gran manera en su concepción. Lo dije anteriormente, cuando vi por primera vez “Caterina se muda a Roma” de Paolo Virzi, fue el plus que me empujó a pensar el relato. Por otro lado, revisar la pila de diarios que escribí en mi adolescencia me sirvió muchísimo para darle una voz propia al personaje, una voz verosímil, porque no olvidemos que una chica de 27 años no piensa igual que una niña de trece. Estoy convencida de que la literatura puede y debe nutrirse de otros discursos que incluso se alejen de lo estrictamente literario, pues es bien sabido por todos que en la escritura todo vale.

Acerca de “Los Lunares de Crawford” (Mauro Gatica)

Sumergirse en las historias de “Los lunares de Crawford” (Yerba Mala Cartonera 2014) opera prima de la narradora Patricia Requiz Castro (Cochabamba 1989), es transitar por los callejones más estrechos y sinuosos de la cotidianidad. Desde la niñez erotizada por la ilusión y el deseo, hasta la vejez más patética reflejada en el espejo, estos seis relatos nos introducen en la vida de personajes marcados por la cosificación del cuerpo, el rechazo, la frustración y la derrota; marcados por la desolación, la amargura y el abandono, en donde, desde la pobreza a la opulencia, el amor y el deseo se entremezclan con el crimen y el dolor, en donde la moral se diversifica en busca de una salida y la soledad aparece como único punto de encuentro. Este libro que entrecruza el drama, el humor negro, la violencia, el erotismo y el crimen, es una invitación, una cartografía, una ruta antigua que no discrimina, un espejo roto que insiste en su reflejo y que nos instiga a mirar, desde las cicatrices, nuestra actual condición humana.


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