miércoles, 2 de enero de 2019

La historieta boliviana este 2018



Para hacer un balance del año que ya acaba, dividiré el panorama en tres: por un lado, los lectores y público; por otro, los autores y editores y, finalmente, los gestores culturales. Para los primeros, este año es uno donde se afianza más el noveno arte, con cada vez más oferta que aprovecha muy bien el boom producido por las películas que cada pocos meses se van estrenando, situación que ha facilitado que librerías y tiendas especializadas se diversifiquen y como resultado tengamos la posibilidad no solo de acceder a títulos de superhéroes, sino a historieta de autor y novelas gráficas de todo género y calidad. También ha sido un año interesante para el público, respecto a los eventos: en Santa Cruz, la Comicon dista mucho de ser un evento excelente, pero apunta a convertirse en un referente nacional. La Semana Cómic este año anunció a autores de los que un par no asistieron y cuyo desarrollo se podría calificar como discreto.

El Overload, de Cochabamba, es sin duda alguna el evento más grande, mejor organizado y más amigable con la historieta, contando desde hace unos años con el Artist Alley o Pasaje de los Artistas, donde el público accede a material nuevo y variado, es el evento donde la mayoría de nuevas publicaciones se presentaron, constituyéndose en referente también para los que producen cómic nacional, una fiesta inmensa donde confluyen otras expresiones como los videojuegos, el cosplay y hasta el k-pop.

La realización con éxito tanto del Cómic en 24 Horas, evento mundial que invita a los autores a realizar 24 páginas de cómic en 24 horas continuas y La Fiera, Feria de historieta e Ilustración, en predios del Centro Cultural Brasil- Bolivia, dan cuenta de que el público apoya a los eventos que proponen cosas interesantes, junto a la Feria del Libro de La Paz, fueron los eventos más concurridos este año y donde más publicaciones nuevas se presentaron.

Para los autores ha sido un año regular. Destaco a Crónicas #3, que incluye historias de varios colegas ya establecidos y que representan el nuevo rostro de la historieta boliviana, como Salvador Pomar, Andrés Montaño y Armin Castellón; Haters #3, de los hermanos Juan Carlos y Felipe Porcel, que a través de sus tiras autobiográficas nos acercan a sinfín de referencias del mundo de la cultura pop, cine, Tv, juguetes, etcétera. Y el volumen recopilatorio Comunidad de Delirios, cuyas más de 180 páginas nos presentan el trabajo de varios autores debutantes, egresados del curso de narrativa gráfica de Santa Cruz.

Hubo más publicaciones, pero nombro aquí las que me parece que responden afirmativamente a la pregunta que me hago a la hora de darles una especie de calificación: ¿Regalaría a alguien este cómic, se lo recomendaría? Como balance general, si bien los autores han migrado de plataformas para difundir sus obras, afortunadamente no han mermado en lo absoluto en cuanto a producción, este año se produjo bastante y, sobre todo, con mucha calidad.

Quiero destacar el trabajo de los gestores culturales, sin los cuales, se tendría un movimiento con menos fuerza y menos posibilidades para que los autores lleguen al público. Marco Tóxico y Joaquín Cuevas organizan desde este año La Fiera, Feria de Historieta e ilustración, un evento que aglutinó a varios autores nacionales y extranjeros en tres días de charlas, talleres y una feria que tuvo un importante movimiento comercial. Armin Castellón se echó al hombro el trabajo de organizar con éxito la edición de este año de 24 Horas de Comic, evento del que salieron un puñado de obras publicadas en internet y entre las cuales se premió con una tableta digital a la mejor de acuerdo a un jurado calificador. El Centro del Cómic del espacio Simón I. Patiño, C+C, este año presentó sus nuevos predios donde los lectores tendrán más comodidad y espacio en un punto de lectura gratuita que tiene un lugar ganado en nuestros corazones.

El grupo de autores en Santa Cruz que es coorganizador junto al Centro Simón I. Patiño de la Semana Cómic tiene además el mérito de crear el primer curso intensivo de narración gráfica y además dotarla de reconocimiento a través de una universidad local. Los alumnos de este curso egresan con los conocimientos necesarios para elaborar historietas y sus trabajos son presentados en forma impresa así como en exposiciones, lo que inyecta nueva sangre al panorama nacional de autores. Por último destaco a Pablo Cildoz, incansable editor de Pseudogente que, además de editar a autores nacionales, asiste no solo a las ferias más importantes del eje troncal, sino que lleva material a ciudades como Sucre, Tarija, Potosí, Oruro e incluso fuera del país, llevando el material que de otra manera no llegaría a nuevos lectores.

Para finalizar, el Concurso de Historieta de La Paz y el Premio Eduardo Abaroa tuvieron obras de muy buena factura, ambas esperan su publicación en los próximos meses.

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