jueves, 25 de agosto de 2016

Video Cervantes, el que ilumina el camino


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“No siempre se está en los templos, no siempre se ocupan los oratorios, no siempre se asiste a los negocios por calificados que sean. Horas hay de recreación donde el afligido espíritu descanse. Para este efecto se plantan las alamedas, se buscan las fuentes, se allanan las cuestas y se cultivan con curiosidad los jardines”.

Ese escrito es del genial Miguel de Cervantes y Saavedra, de quien este año se recuerdan los 400 años de su muerte, y fue presentado ayer por el escritor español Antonio Orejudo como “un fragmentito del prólogo” de sus “Novelas ejemplares”; fragmentito que —dijo— “alumbra siempre lo que escribo”.

Antonio Orejudo es uno de los seis invitados al noveno Encuentro de Escritores Iberoamericanos que arrancó ayer en Cochabamba, y anoche presentó su ponencia de media hora titulada “Una presentación en sociedad: entre la risa y el desengaño” y que corrigió —una vez en esta ciudad— por “Una presentación en sociedad: elogio de los jardines”.

Profesor de Literatura antes que escritor, por ende integrador, sistematizador y taxonomista del conocimiento antes que disgregador de la realidad (una de las característica del escritor, según su propia definición), Orejudo contó ayer —ante un auditorio de más de 100 personas— que literariamente se considera un saltimbanqui al que le gusta llegar cada año a la fiesta del pueblo con una atracción totalmente diferente, por eso ninguno de sus cuatro libros es parecido al otro.

Si mira su literatura como crítico, Orejudo se confiesa “incapaz de encontrar en mi obra centros generadores de significado, líneas de fuerza, constantes ideológicas, influencias literarias, tópicos y universos particulares”. Pero, cuando su “yo crítico” triunfa sobre su “yo escritor”, se encuentra con que sus “cuatro libros presentan mundos fenoménicos, mundos en los que las cosas son apariencias, y donde resulta muy difícil distinguir la verdad y la mentira”.

Para este escritor, nacido en Madrid el año 1963, si bien el mundo de la escritura está constituido de historias, esta palabra es muy peligrosa porque: “Llamamos historia a nuestro pasado real, a la sucesión de hechos comprobados empíricamente; pero también designamos con la misma palabra, historia, a la trama de una novela, a una sucesión de hechos inventados”.

Por ende, Antonio Orejudo considera que su misión como escritor es desengañar al lector para que éste se desenvuelva mejor en el mundo.



CAMBIAR DE CIUDAD, ALGO PARECIDO A ESCRIBIR OTRO LIBRO

El escritor cochabambino Rodrigo Hasbún, quien recién se mudó con su esposa a Houston (Texas), fue el encargado de abrir ayer el IX Encuentro de Escritores Iberoamericanos con la ponencia “Buenas tardes a las cosas de aquí abajo”, título que —dijo— se prestó del libro —que aún no leyó— del escritor portugués António Lobo Antunes.

En su exposición, Hasbún aseguró que considera que el oficio de escritor es similar al oficio de construir casas o dirigir el tráfico y que, en todo caso, la mayor responsabilidad es encontrar las palabras justas con las que se va evidenciar la realidad.

El autor, nacido en Cochabamba en 1981, también confesó que en los últimos siete años se ha mudado de ciudades y obviamente de casas, de una manera que le parece algo enfermiza y hasta ha llegado a considerar que es una costumbre idiota. Pero, también piensa que esta práctica es similar a escribir un nuevo libro: hay un nuevo espacio que llenar, nuevos vecinos que conocer y un barrio que conquistar.

Hasbún también llegó a comparar los libros y los escritores a las casas que cada oyente del encuentro, anoche, tiene. Unas serán lujosas, otras pobres, unas ostentosas y otras parcas, pero todas diferentes y, obviamente, que muestran realidades entre sí.



MAXIMILIANO BARRIENTOS Y CLAUDIA PIÑEIRO

El IX Encuentro de Escritores Iberoamericanos continúa hoy desde las 19:00 en el Palacio Portales del Centro Patiño.

El escritor cruceño Maximiliano Barrientos inaugurará la noche con su ponencia “El primer sueño de la humanidad (lo que sé de la ficción”.

Luego, la escritora argentina Claudia Piñeiro ofrecerá su ponencia “Buscando una voz en el malentendido”, donde intentará refutar la posición de todos aquellos críticos que consideran que su literatura es policial por el simple hecho de presentar un crimen o un muerto.

El viernes estarán, también desde las 19:00, la escritora boliviana-venezolana Magela Baudoin, que llega de Santa Cruz con “Vindicación de la mentira” y César Aira que presentará “Ese placer denso y profundo”.



TENDENCIAS

Qué se produce en España y Argentina

Rodrigo Hasbún, Magela Baudoin, Claudia Piñeiro, César Aira, Antonio Orejudo y Maximiliano Barrientos, son los seis autores que este año protagonizan el IX Encuentro de Escritores Iberoamericanos, que se presentó —en una conferencia de prensa— la mañana de ayer, en el Palacio Portales de Cochabamba.

Esta conferencia sirvió no sólo para acercar a los escritores invitados y a los periodistas culturales, sino también a los autores bolivianos.

Willy Óscar Muñoz, por ejemplo, autor de antologías y ensayos sobre literatura nacional, preguntó a los escritores internacionales, Orejudo, Piñeiro y Aira, cuáles son las características de la escritura actual en sus países, tomando en cuenta que en Bolivia ahora se escribe mucho sobre lo ocurrido en la época de las dictaduras.

César Aira (Argentina) aunque dijo no estar muy al tanto, sí se animó a asegurar que en el vecino país se hace mucha literatura de autoficción. Dijo que el 90 por ciento de lo que se publica en Argentina corresponde a editoriales independientes, carentes de filtro, y son textos escritos en primera persona sin mucha sorpresa, donde incluso la sangría de los pensamientos del autor justifica no aprender el oficio de escritor.

Antonio Orejudo, por su lado, habló de la merma de lectores de libros de ficción y lo abrumador que es para los escritores enfrentarse a este fenómeno que muestra cómo los españoles menores de 30 años “han dejado de leer ficción en forma de libro”.

Sin embargo, dijo que en España actualmente observa un tipo de literatura que se apega al yo y que también consigue cierto éxito aquella literatura que se ocupa de recrear la historia; lo mismo que el género del ensayo.

“Yo no me estoy inventando, estoy pensando alrededor de un tema”, señaló Orejudo para abundar sobre el ensayo.



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